La biomasa y el biogás han pasado de ser las niñas bonitas de los planes del Ejecutivo a convertirse en la chicas con las que nadie quiere bailar en la fiesta de las renovables.
En los objetivos del Plan de Energías Renovables (PER) que termina este año estaba prevista la instalación de 1.317 megavatios (MW) de biomasa y 250 MW de biogás. Si este objetivo se hubiese cumplido, ambas tecnologías tendrían un 47,78% de peso en el mix de las renovables, según los cálculos de Appa, la patronal del sector.
Sin embargo, estos planes no se han cumplido: se ha construido un 39% de la biomasa prevista (511 MW) y un 82% de biogás (204 MW). Los motivos de este frenazo: la complejidad de la tecnología, los conflictos de gestión de la materia prima y la escasez de las subvenciones. Al contrario que la eólica o la solar, que una vez instaladas solo hay que mantenerlas, las centrales de biomasa y biogás necesitan residuos para generar energía.
Programa
Al no cumplirse los objetivos del PER, en el próximo programa 2011-2020, heredero del Plan de Acción Nacional en Materia de Energías Renovables (PANER), la biomasa y el biogás han quedado relegados a un rincón. Industria lo tiene claro: si las tecnologías se hubiesen desarrollado, se apostaría por ellas.
El objetivo de las biomasas se ha reducido un 44,8% respecto al establecido en 2010. Además, los planes de Industria estiman crecimientos discretos para biomasa y biogás: entre un 7% y un 12,6% de media anual. Las compañías del sector son tajantes: muy pocas medidas de fomento y nada concretas para un sector que está falto de las mismas.
Las metas a 2020 fijadas en el borrador de PANER son 591 MW de biomasa y 244 MW de biogás, lo que representa el 3% del total del mix renovable. Comparado con el peso de 47,78% previsto en el anterior plan, el arrinconamiento es evidente.
Ni siquiera el argumento del empleo ha convencido al diseño de la estrategia energética. La biomasa es la tecnología que más contribuye por MW a la generación de empleo directo en la explotación de las plantas: 9,8 empleos directos por MW, frente a 2 en la solar termoeléctrica, 1,4 en la hidroeléctrica, 0,4 en la fotovoltaica y 0,2 en la eólica.
Además, la biomasa es la renovable más competitiva después de la eólica: cada teravatio-hora (TWh) de producción ahorra al sistema 176 millones al año en comparación con tecnologías como la solar fotovoltaica.
Desde el sector, aseguran que el PANER desaprovecha la posibilidad de minimizar el impacto de las renovables en el déficit tarifario, un agujero de 14.600 millones que lastra al mercado energético.
Fuente: Expansion
Mala noticia para la familia de las renovables. Tanto la energía de la biomasa como la del biogás representan recursos energéticos locales, de ciclo neutro de CO2, son tecnologías fiables y valorizadoras de residuos. Sirven para generar calor y electricidad a partir de desechos, generan muchos puestos de trabajo y en nuestra opinión tienen un potencial de desarrollo enorme.
Pero si Industria no va a apoyar un desarrollo mayor de la utilización de la biomasa o el biogas, esto no hace más que dificultar más las cosas a los objetivos renovables. La biomasa representaba casi el 50% de la energía primaria de origen renovable utilizada en España hoy dia. Con este recorte, para llegar al 20% de generación renovable en 2020, habrá que intensificar los esfuerzos en el resto de energías. Y como sabemos, el horno no está para bollos, con los recientes reales decretos aprobados.
En el fondo el recorte tiene pinta de ser más por causas económicas que por las razones esgrimidas por Industria en la noticia. Vamos, que no hay más dinero en la caja para favorecer el impulso de tan diversas fuentes de energía renovable…